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FISIOTERAPEUTA LEONESA EN HOSPITAL DE UGANDA

La fisioterapeuta leonesa Paula Caminero del Blanco ha vivido una intensa experiencia africana en el breve espacio de quince días. Y no porque llegara a Uganda con 25 años y regresara con 26, sino por las vivencias en el orfanato de Kikaya y en el hospital de Entebbe, la segunda ciudad más poblada de este país de la profunda África.

«Es sumergirse en otra realidad, en la pobreza más absoluta, sin ningún tipo de comodidad», explica. Decidió emprender el viaje, después de muchas dudas, cuando vio la foto de Michael, un niño con parálisis cerebral que fue el centro de su misión con la oenegé Babys Uganda.

En el orfanato «necesitaban un fisioterapeuta que valorara la situación del niño y diera pautas a la cuidadora». El objetivo es que el niño pueda mantener la cabeza erguida para sentarle en una silla y llevarle al colegio. Michael es el único niño del orfanato con una discapacidad y no había disponible ningún profesional local para realizar esta labor, porque la fisioterapia sencillamente no existe como especialidad sanitaria.

Tony y Montse, fundadores del orfanato y de la oenegé, recabaron ayuda en España. No encontraban a nadie que quisiera ir a Uganda hasta que dieron con Paula Caminero, graduada en la Universidad de Oviedo .

«Les hemos abierto un mundo que desconocían», apunta la leonesa sobre la aportación de la fisioterapia, tanto en el orfanato como en el hospital. En siete meses espera volver para seguir trabajando en un programa de entrenamiento destinada a las madres que son las que realizan los únicos ejercicios de estimulación que reciben en el hospital los niños y las niñas con problemas neurológicas. «Están como en España hace 60 años», subraya.

Ser niño o niña en Uganda es una situación de alto riesgo. El país cuenta con 36 millones de habitantes, de los cuales más del 56% son menores de 18 años. Son muchos los que se abandonan en las calles, en una cuneta o tirados en un pozo. Con este panorama, abundan los orfanatos. La adopción internacional es prácticamente imposible, pues exigen tres años de residencia en el país, explica la fisioterapeuta leonesa. El horizonte de los niños y niñas es cumplir los 18 años habiendo aprendido un oficio.

Paula Caminero está especializada es fisioterapia neurológica y trabaja en León con personas, tanto niños como adultos, con parálisis cerebral, secuelas de ictus, esclerosis lateral amniotrófica, párkinson, síndromes genéticos y metabólicos, retraso motor…

Mejorar la calidad de vida y ayudar a recuperar la funcionalidad cuando es posible son sus objetivos.

Fuente: Diario de León

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