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FISIOTERAPIA RESPIRATORIA CONTRA EL TABACO

Dejar de fumar no es un proceso fácil. Genera momentos de ansiedad y mocos que no parecen irse por mucho que tosamos. Los problemas pueden agolparse hasta que la fuerza de voluntad falle y caigamos de nuevo en esa vil adicción que mata a más de ocho millones de personas al año en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Afortunadamente, existen múltiples herramientas que pueden ser de ayuda en este proceso, desde parches o chicles de nicotina hasta el uso de fármacos. Pero aún hay más. La fisioterapia respiratoria ofrece al paciente múltiples técnicas que facilitan su abandono. Como el fomento de la tos productiva para eliminar mejor esa mucosa o técnicas de relajación para reducir su estrés. Además de reforzar los pulmones para compensar las secuelas derivadas del tabaco, como la enfermedad respiratoria obstructiva crónica (EPOC).

En España, casi un cuarto de la población española es fumadora habitual, según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE). Unos datos especialmente preocupantes dentro de la población joven, ya que un 21,7% de la población de entre 15 y 24 años es fumador diario y hasta el 32% de la población de 25 a 34 años.

El consumo de tabaco afecta a nuestra salud de múltiples formas. Una de ellas es el aumento del moco que producen nuestros pulmones de forma natural para arrastrar fuera de sí las partículas, impurezas y suciedad acumulada. Este proceso de depuración es prácticamente imperceptible para cualquier persona. Pero no sucede así en el caso de los fumadores. Según detalla el neumólogo del Hospital Ruber Internacional, Jesús Escobar, una de las funciones de los cilios (células de los bronquios) es hacer progresar ese moco que avanza hacia la tráquea y finalmente se traga. “Cuando empezamos a fumar se produce una inflamación en los bronquios. Aumenta la cantidad de secreciones y empobrece el movimiento de los cilios. Nos obliga a toser”, indica el neumólogo.

Este problema se hace aún más evidente durante los primeros días después de dejar el tabaco. Cuando se ha perdido esa sensación de placer propia de la droga. “Cuando dejas de fumar se quita ese placer y lo cambias por ansiedad. De esta forma es más consciente de lo que está pasando”, afirma Jesús Escobar.  Esto unido a cambios en las secreciones, más espesas y trabajosas de expulsar mediante la tos, puede dificultar demasiado el abandono del tabaco.

Es entonces cuando actúa la fisioterapia respiratoria. De acuerdo con la decana del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (Cpfcm), Aurora Araujo, la fisioterapia facilita el proceso de dejar de fumar mediante múltiples formas. Por medio de distintas técnicas se enseña a controlar la propia respiración, a ventilar y eliminar esa mucosidad.

Así, una de ellas consiste en el fomento de la tos productiva. “La mayoría de la gente tosemos muy mal. Al toser irritamos la garganta, pero no conseguimos mover moco y menos el del fumador. Buscamos que esa tos permita su expulsión”, afirma la decana del Cpfcm. Con ese mismo fin, la fisioterapia respiratoria trabaja la musculatura respiratoria del fumador. Ya que, como señala Aurora Araujo, los fumadores tienen menos fuerza inspiratoria que una persona no adicta al tabaco. “Lo que se hace es trabajar específicamente esa musculatura para que mejore la capacidad del pulmón de ventilar y también la capacidad de expulsar ese moco de mejor forma”, explica.

AYUDA A LIDIAR CON LA EPOC

Asimismo, la fisioterapia también es útil ante casos de ansiedad o de estrés. De esta forma, sirve de apoyo para lidiar mejor con el estrés que genera dejar la adicción. “Disponemos de técnicas de relajación que consisten en concentrarte en las sensaciones corporales, el control del propio cuerpo o el ejercicio terapéutico regulado”, asevera la fisioterapeuta. Quien informa que estas mismas técnicas se aplican en pacientes con secuelas derivadas del tabaco, como la enfermedad respiratoria obstructiva crónica (EPOC). Según detalla, “en casos como tejido pulmonar destruido que no va a volver a funcionar jamás. Lo que hacemos es que el resto del pulmón mejore tanto que supla esa función perdida”.

Aun con todas sus posibilidades, la fisioterapia por sí sola no va a lograr que una persona deje los cigarrillos. “Pero le ayudaremos para que ese proceso sea más sencillo” precisa Aurora Araujo. El problema es que muy pocos fumadores saben esto. De acuerdo con la especialista, ahora se conoce un poco más la rehabilitación respiratoria gracias al Covid, pero aún es una desconocida cuando hablamos de tabaco. “Todavía se asocia a los parches de nicotina, a las pastillas…La fuerza de voluntad está muy bien, pero si te encuentras peor al dejar de fumar, si tienes más moco y tos, al final recaes”, recalca.

Fuente: Consalud

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