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Una fisioterapeuta de la UIB investiga si la conciencia corporal de la espalda interviene sobre los procesos de dolor lumbar crónico

Nuria Mª García Dopico es investigadora predoctoral del Instituto de Investigación Sanitaria de las Islas Baleares (IdISBa) y está participando en un proyecto dirigido a mejorar el abordaje del dolor lumbar crónico en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS) de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Actualmente, cursa los estudios de Doctorado en Neurociencias en el Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitivo-Afectiva y Psicología clínica de la UIB bajo la dirección de la Dra. Carolina Sitges y la Dra. Olga Velasco, junto a las que inició su carrera investigadora participando en el proyecto Low Level of Activity (LoLA), dirigido a ofrecer abordajes basados en ejercicio a personas con dolor lumbar (http://lola.uibvirtual.es/).

“Como parte de mi tesis doctoral –explica– buscamos identificar si la conciencia corporal de la espalda interviene sobre los procesos de dolor lumbar crónico”. Para averiguarlo, hemos diseñado un proyecto formado por dos estudios dirigido a personas mayores de 18 años que cuenta con el dictamen favorable del Comité de Ética de la Investigación de las Islas Baleares. El primer estudio, actualmente en desarrollo, está enfocado a la validación de un cuestionario.

El segundo, que se llevará a cabo a partir del último semestre de 2021, comprende la realización de una evaluación física y neurofisiológica, gratuita a los participantes, “que permitirá analizar el potencial de un nuevo abordaje terapéutico para pacientes con dolor lumbar crónico”, explica la investigadora, que añade que “participar en el primer estudio no vincula a participar en el segundo, cada participante colabora hasta dónde puede o desea”.
La investigadora explica la base del proyecto destacando que “pensamientos como ‘no entiendo por qué tengo dolor’, ‘no encuentro solución a lo que me sucede’ o ‘todas las pruebas están bien, pero yo cada vez me siento peor’ no le son ajenos a muchas personas que, probablemente están siendo víctimas de una de las mayores epidemias de nuestro tiempo: el dolor crónico”

“Con ello, no nos referimos a aquel dolor que dura toda la vida, sino al que se mantiene más allá de las 12 semanas”, expone, y señala que “factores como el envejecimiento poblacional o el estilo de vida han favorecido su presencia en nuestro entorno, donde ese dolor crónico ya afecta al 19% de los adultos europeos y al 18% de la población española”.

El dolor, explica la fisioterapeuta, es un sistema de alarma, que protege y avisa del peligro, generando movimientos, pensamientos y actuaciones para preservar la integridad física. “Como todo sistema de alarma puede ser excesivamente sensible y prevalecer sin justificación biológica, por lo que pierde su función: es entonces cuando hablamos de dolor crónico”.

“El dolor lumbar es la condición crónica más costosa y prevalente de Europa en edad productiva”, añade García Dopico. “Comprende la presencia de dolor, tensión muscular o rigidez por debajo de las costillas y por encima de los glúteos”. La evidencia científica disponible invita a atender a esta patología por el gran impacto humano y socio-económico asociado.

“Una revisión sistemática con metaanálisis reciente ya estima que un 62% de la población mundial que padezca un primer episodio de dolor lumbar desarrollará sintomatología crónica por encima de un año de duración”, señala la fisioterapeuta, añadiendo que “sabemos que la presencia y mantenimiento del dolor lumbar no depende exclusivamente del daño en la columna vertebral”.

El mantenimiento del dolor “se relaciona con alteraciones físicas, psicológicas y cerebrales de índole estructural, funcional y neuroquímica. Dichas alteraciones desencadenan un fenómeno conocido como sensibilización central, una hipersensibilidad al dolor que lleva a sentir como dolorosos aquellos estímulos que no lo son o sentir más dolor del que correspondería a un estímulo concreto”.

Factores como el contexto y las creencias “influyen en la forma en la que percibimos el dolor, lo que complica su abordaje. Estos factores parecen favorecer el mantenimiento de los síntomas como un círculo vicioso. La pregunta es: ¿por qué padecemos dolor lumbar crónico?, ¿cuál es la causa subyacente?”

Como detalla García Dopico “es complicado establecer una relación de causa-consecuencia, ya que muchas variables se retroalimentan y construyen la experiencia de dolor crónico, una experiencia subjetiva que bebe de múltiples fuentes. La evidencia científica recomienda analizar todos los factores que pueden estar influenciando el mantenimiento del dolor”.

Este análisis tiene por objeto “minimizar y/o abordar todos los factores que pueden influir en la cronicidad, con la terapéutica más adecuada.” Por ello, “la identificación de los mecanismos que subyacen el mantenimiento del dolor a largo plazo se considera una prioridad en investigación”, añade, sentando las bases de su investigación.

“Gracias a los avances en neurociencia, nuestra concepción sobre el cerebro ha cambiado”, explica la investigadora: “Ha pasado de considerarse un órgano invariable y rígido a comprenderlo como aquél capaz de modificar su función y estructura según las influencias endógenas y exógenas”, como un hito que ha modificado muchas de las perspectivas de la investigación.

“Esta capacidad de aprendizaje y adaptación al cambio en respuesta a las demandas fisiológicas y del entorno o las situaciones sobrevenidas, como las lesiones, se denomina neuroplasticidad y es capaz de generar modificaciones en el tejido nervioso, que preceden el establecimiento de nuevas conexiones neuronales que constituyen la base de la rehabilitación y el aprendizaje”, explica.

Así, en personas con dolor lumbar crónico “diversos estudios han identificado cambios en la organización, forma, estructura y bioquímica de zonas del cerebro relacionadas, entre otros, con el procesamiento del movimiento y el dolor”. Estas alteraciones se relacionan con diversos síntomas físicos y psicológicos, lo que genera en los afectados estrategias de movimiento menos eficientes.

En este contexto, la evaluación de la conciencia corporal se presenta como uno de los elementos a explorar en el mantenimiento del dolor a largo plazo. “Cuando hablamos de conciencia corporal – explica García Dopico– nos referimos a la imagen que una persona tiene de su propio cuerpo en el cerebro, a partir de la cual construye su relación con el entorno”.

En este sentido muchas intervenciones de rehabilitación buscan mejorar la conciencia corporal, “pero todavía no tenemos ninguna herramienta que permita evidenciar los cambios derivados. De ahí, nuestro proyecto: ofrecer una nueva herramienta a nuestra comunidad. Para conseguirlo, se requiere de la colaboración de numerosos participantes”.

Quiénes pueden participar y cómo hacerlo

La participación en esta investigación, de la que esta publicación quiere ser altavoz, es “importante para asegurar que la herramienta que se va a ofrecer es adecuada, válida y fiable, por lo que necesitamos contar con ambos puntos de vista, tanto el de las personas que actualmente padecen dolor como el de las que no”, subraya la investigadora. Desde el Grupo de investigación en Neurociencia Cognitivo-Afectiva y Psicología Clínica de la UIB se invita a participar en la investigación a:

Personas mayores de 18 años que actualmente tienen dolor lumbar crónico (dolor desde hace 6 semanas o más) o dolor lumbar recurrente (mínimo 3 episodios de dolor lumbar de más de una semana al año) y personas mayores de 18 años que nunca han tenido dolor lumbar o no han tenido dolor lumbar en los últimos 6 meses ni ningún dolor lumbar que les haya impedido trabajar o divertirse en los últimos 2 años.

Para participar, únicamente se requiere que los participantes contesten un formulario en línea, con una duración aproximada de 20 minutos. Se puede acceder a este formulario vía Google forms en https://forms.gle/TRSqrEC4uGNwxgqT9. Al cabo de 7 días, los participantes recibirán en su correo electrónico un breve formulario (3-5 minutos) para analizar la fiabilidad de parte de las respuestas en el tiempo (test-retest). “Es una inversión de tiempo que agradecemos enormemente y esperamos que repercuta positivamente en el abordaje y diseño de futuros tratamientos contra el dolor de espalda”.

La participación servirá para ayudar a crear una nueva herramienta para estudiar el dolor lumbar. Ayudará a conocer mejor el dolor y a diseñar mejores tratamientos. El voluntario podrá participar, si lo desea y cumple con los criterios de inclusión, en las futuras fases del estudio.
Asimismo, el equipo de investigadores que respalda el proyecto desea ponerse a disposición de todos los lectores y personas interesadas para explicarles los pormenores del estudio, resolver sus dudas y consultas e invitarles a participar. Por ello, si lo desean pueden contactarles por teléfono (971259885), correo electrónico (lolamineco@gmail.com) o consultar sus proyectos anteriores en su página web (http://lola.uibvirtual.es/).

Fuente: Salud ediciones

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