martes , 19 marzo 2024
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DONACIÓN DE SEMEN POST MORTEM

Cuando hablamos de donación de órganos a todos se nos viene a la cabeza los más habituales como el corazón, los pulmones, los riñones o el hígado. Pero la ciencia avanza en todos los campos y un nuevo estudio plantea ir un paso más allá en esta materia.

Debido a la escasez de gametos masculinos en el Reino Unido para la realización de tratamientos de reproducción asistida, dos científicos han presentado un estudio publicado en The BMJ propone la donación de semen procedente de hombres muertos. La propuesta es cuanto menos impactante y de ello son conocedores los investigadores que la proponen por lo que desde la misma denominación de estudio dejan claro que su idea tiene serias implicaciones éticas.

Bajo el título “El caso ético de la donación de esperma post mortem, el estudio elaborado por los investigadores Nathan Hodson y Joshua Parker, defienden “el concepto de donación voluntaria de esperma post mortem”.

“Este enfoque ofrece un potencial medio para aumentar la cantidad y la heterogeneidad del esperma de los donantes. Esto es algo pertinente dado el contexto de la actual escasez de donantes de esperma en Reino Unido”, indican.

En la actualidad, ante la falta de donantes de semen el Reino Unido importa muestras procedentes de Estados Unidos y Dinamarca, entre otros países.

“Más allá de argumentar que es técnicamente factible que los hombres muertos donde su esperma para su uso en la reproducción, argumentamos que esto es éticamente permisible”, apuntan indicando que, de esta forma, se ampliaría el abanico de esperma para cumplir con los deseos de ciertas características que desean las personas y parejas que se someten a tratamientos de reproducción asistida y que actualmente no se están cumpliendo debido al reducido número de donantes.

El estudio plante una cuestión primordial ante la situación expuesta: Una necesidad insatisfecha, ¿justifica el uso de gametos donados después de la muerte? Los autores establecen que los reparos a esta práctica pueden radicar en dos razones.

La primera de ellas es que existen “mejores formas” a través de las que incrementar el número de donantes de semen en Reino Unido. Cabe destacar que recalcan que ya se han intentado algunas y, por el momento, el éxito que han reportado ha sido bastante tibio.

La segunda alude al hecho de que la infertilidad no es una condición mortal y ni siquiera está clara su clasificación como enfermedad. Ante este hecho los autores del estudio encuentran la solución aludiendo a otros tipos de trasplantes de órganos destinados a patologías que no ponen en riesgo la vida de las personas como es el caso de los trasplantes de córneas.

Han pasado ya más de 40 años desde que se realizó la primera solicitud de recuperación de esperma póstumo. Los espermatozoides se pueden recoger después de la muerte mediante la electroeyaculación o a través de mecanismos quirúrgicos. El primero implica el uso de descargas eléctricas en la próstata a través de una sonda insertada en el recto para estimular la eyaculación. La segunda opción supone la realización de una incisión en el escroto para acceder a los tubos que transportan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra.

Después de la extracción el esperma se criopreserva hasta que es seleccionado para su uso en la reproducción asistida según reza el estudio, “momento en el cual se descongela la muestra de esperma, tal y como se haría con una donación viva”.

A lo largo del estudio plantean una serie de cuestiones éticas que implicaría esta práctica. “Pueden surgir preocupaciones sobre la salud de los hombres que donan esperma después de la muerte dado que han fallecido. Tales problemas de salud pueden transmitírsele al niño a través de genes transportados en el esperma donado. Un problema que puede minimizarse mediante controles de salud realizados en los donantes”.

En lo referente a la salud psicológica de esos niños, “no hay evidencia publicada que compare el bienestar de los niños concebidos a través del esperma de donantes muertos y donantes vivos”, explican indicando que si hay evidencias sobre el desarrollo psicológico de los niños nacidos a través de donantes vivos aunque los autores dejan claro que esto no aborda la problemática general que se plantea.

“La mayoría de las personas concebidas por donación de esperma se muestran ‘indiferentes’, ‘contentas’ y ‘felices’ al conocer que han sido concebidas a través de un donante”, y que estos tienden a responder “de manera neutral o con curiosidad” en relación a las circunstancias de la su concepción.

Apuntan a diversos estudios en la materia para señalar que “muchas personas concebidas a través de la donación de esperma estaban interesadas en conocer al donante únicamente en términos de características físicas e información médica”.

Los autores concluyen su exposición señalando que “quedan varias preguntas”. “Algunas de estas cuestiones son paralelas a los debates en curso sobre la donación de órganos, aunque el uso de material reproductivo donado podría alterar la naturaleza de las preguntas sobre el consentimiento y el veto familiar”.

“Otras preguntas sobre el consentimiento y la integridad del anonimato de los donantes también tienen comparaciones con la donación de gametos vivos”, finalizan concluyendo que los tratamientos de reproducción asistida continúan despertando polémica en el Reino Unido “por lo que no estaría claro quién pagaría por la donación voluntaria no directiva de gametos postmortem”.

Lo cierto es que, en caso de que esta propuesta consiguiese salir adelante, no sería la primera vez que se extrae semen de un hombre fallecido. En España se han denegado en varias ocasiones estas peticiones al no existir un consentimiento expreso por parte del varón fallecido. Pero en otros países estas peticiones sí han conseguido materializarse, siempre en casos muy concretos y sobre la delgada línea establecida por la legislación al respecto.

Fuente: Consalud.

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